domingo, 4 de septiembre de 2011


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Natalia Flores G, secretaria ejecutiva del Observatorio de Género y Equidad, conversa con Publimetro sobre la necesidad de la despenalización del aborto en Chile en el marco de la discusión parlamentaria que se lleva en este momento en nuestro país.

Por Carolina Palma F. Revista Mujer, Publimetro

En materia de legislación sobre el aborto, Chile se encuentra al nivel de Somalia o el Estado Vaticano, que sancionan el aborto sin admitir excepción. Es decir, si a tu hijo le detectan una enfermedad que no le permitirá vivir, tu vida está en riesgo o sufres un abuso sexual con resultado de embarazo, deberás llegar al parto. Si abortas (y te descubren), puedes ser condenada hasta a 5 años de cárcel.

Recordemos que antes de 1989 existía la interrupción del embarazo con fines terapéuticos, pero durante el gobierno militar se derogó completamente. ¿Qué opinan las y los chilenos? Según una encuesta realizada por FLACSO en cuatro países de América Latina el 2009, donde se entrevistó cara a cara a 1.200 personas mayores de 18 años, un 63,4% de los encuestados nacionales dijo que el aborto debería ser tratado como un asunto de salud pública, seguido por México (52,6%), Brasil (49%) y Nicaragua (43,9%).

Ante la pregunta "está de acuerdo o en desacuerdo con que los pobres están más expuestos a abortos riesgosos", 87,4% de los chilenos estuvo de acuerdo; 78,8% en Brasil, 72,1% en México y 72% en Nicaragua. Respecto a la decisión de legalizarlo, el 61% consideró esa opción, y el 94,4% piensa que se deben revisar las leyes de sus respectivos países sobre el tema.

Cuando se habla de aborto, el debate se centra en cuándo comienza la vida. Científicamente hay variadas posiciones, como la que asegura que todo empieza cuando el sistema nervioso central se forma, es decir, alrededor de las doce semanas. Y a nivel de fé católica, se cree que es en el mismo momento de la fecundación, cuando ya es considerada un alma.

Miles

El aborto es una realidad social, transversal, que durante años se ha silenciado, al igual que la violencia intrafamiliar y otros temas. La responsabilidad del silencio es de toda la sociedad, y MILES (Movimiento Ciudadano por la Interrupción Legal del Embarazo, Súmate) quiere romperlo.

La ex ministra de Salud y actual vocera de la agrupación, doctora Soledad Barría (PS), comenta que lo primero es discutir. "Una verdadera democracia debe debatir. Sin embargo, la regla es el silencio. Pero existen parlamentarios y parlamentarias sensibles a estos temas, por lo que esperamos que se envíen las indicaciones". Por lo mismo, es importante que todas y todos nos pronunciemos para llegar a acuerdos en temas relevantes.

Barría recalca que el aborto merece discusión, pero lo que urge hoy es legislar sobre interrumpir los embarazos cuando se pone en riesgo la salud de la mujer, en caso de violación y en caso de no viabilidad fetal.

El proyecto enviado por Fulvio Rossi y Evelyn Matthei sobre el aborto terapéutico se encuentra en discusión en la Comisión de Salud, pero sin la urgencia que da el Ejecutivo, por lo que sólo avanzará gracias a la voluntad de los senadores. Aunque hay que aclarar que antes se presentaron dos proyectos, los cuales sí incluyen la causal de violación para abortar. Igualmente, para las que luchan por esta iniciativa se trata de un gran paso.

¿Y nuestros derechos?

Natalia Flores, secretaria ejecutiva del Observatorio Género y Equidad, señala que están de acuerdo con la despenalización del aborto. "Cada mujer tiene derecho a decidir sobre su proyecto de vida. Si éste no contempla la maternidad, bienvenido sea; si no contempla la maternidad, y queda embarazada producto de una violación, de la falla del sistema de anticoncepción, nosotras estamos de acuerdo que se tome las decisiones referentes de su proyecto de vida". En ese sentido, piensa que a las mujeres se les ve sólo en su rol reproductivo, no se parte desde sus propios derechos, y que en las discusiones del aborto, nunca se nos pregunta qué queremos hacer.

"Consideramos que la legislación debe interpretar a toda la sociedad chilena, y para ello es indispensable que sea laica. Desgraciadamente muchos legisladores quieren aplicar su particular moral para obligar a los demás, y eso excluye a muchos que piensan de manera diversa", comenta Soledad Barría, e insiste en que, al menos por salud de la mujer, por violación o por inviabilidad fetal, debe ser legal interrumpir un embarazo. "Creemos que con eso se resguardaría el mínimo de los derechos de las mujeres".

La otra cara de la moneda

Patricia Gonnelle, directora de la ONG Isfem –Organización No Gubernamental dedicada a la Investigación, Formación y Estudios de la Mujer– asegura que lo relativo al aborto no se relaciona con creencias. "Tiene que ver con lógica y honestidad intelectual: hablemos del derecho del niño, o de esta niña en el seno de su madre. ¿Dónde está el derecho de esta niña, futura mujer, a vivir? El primer derecho es el derecho a vivir; si no vivo, difícilmente podré tener la garantía de otros derechos", asegura.

Conjuntamente explica que en la vida uno no siempre puede hacer "lo que quiere". De hecho, casi nunca uno hace lo que quiere: siempre hay variables que hacen que uno termine más bien haciendo lo que se puede. "El hijo NO es un derecho: tan así que hay mujeres que no pueden tener hijos, y tienen que adoptar", sentencia.

Por otra parte, agrega que tampoco este hijo "pertenece" a la mujer, y ejemplifica con la fecundación in vitro. "Te muestra que un óvulo se puede fecundar fuera del útero, y quizás en 50 años más, este óvulo fecundado podrá crecer totalmente fuera del seno materno: es un asunto de tiempo y de desarrollo de la ciencia. El útero es un lugar de desarrollo temporal. Tan así es que cuando nace el hijo, no le pasa nada físico a la madre: es como si no hubiera pasado nada".

La lucha de clases

Al adentrarnos en los servicios públicos, Anita Román, presidenta de Colegio de Matronas, tiene mucho que decir. "Estamos a favor del aborto terapéutico. Le dan muchas vueltas a este tema, pero las que trabajamos en la trinchera, en los servicios públicos de salud, sabemos que hay que legislar sobre el aborto porque no puede coartar la decisión médica. Muchas mujeres arriesgan su vida con tal de seguir un embarazo adelante", explica.

¿Cambió el aborto en Chile? "Sí; antes, cuando se hacía de forma clandestina, inescrupulosa, llegaban con fiebre, mutiladas, algunas a punto de morir, pero ahora no. Hoy el uso del Misotrol como maniobra abortiva es masivo, en Internet hay indicaciones concretas de cómo usarlo para abortar. Acá llegan mujeres con sangramiento por aborto, pero nadie sabrá si es provocado o no, no hay signos ni efectos colaterales. Además las personas no te lo dirán tampoco", relata la experta. También instala un punto importante en esta discusión: la diferencia de clases. "Las mujeres que tienen dinero se hacen abortos en una clínica, bajo otros nombres, y eso no se regula".

En el mismo sentido, Soledad Barría cuenta que en estos momentos, la diferencia en Chile entre los que tienen recursos y aquellos que no los tienen no es el número de abortos, sino la seguridad con que ellos se realizan. "Los que tienen dinero lo hacen de manera más segura, incluso van al extranjero, en cambio los que no tienen recursos arriesgan la vida y hasta la cárcel".

En la misma línea, la vocera de Observatorio Género y Equidad Natalia Flores prefiere, a su juicio, sincerar la situación. "Las autoridades son muy hipócritas, porque si tengo plata, me van a realizar un aborto, y en la ficha médica quizás ni saldrá que es la interrupción del embarazo. Pero hay muchas mujeres que no tienen los medios, y como consecuencia se ven abortos mal realizados, que terminan derivándose por infecciones o sangramientos. Al final las matronas terminan denunciándolas, y las procesadas son pobres, no hay ninguna de clase alta. En este momento hay al menos 5 mujeres en esa situación", denuncia.

"Fue injustificado que viviera para puro sufrir"

"El embarazo de Osvaldo fue complicado. Me diagnosticaron que venía con una malformación cerebral severa, holoprosencefalia, por lo que no se sabía si viviría o moriría al momento de nacer. Pedí aborto terapéutico, y ahí me enteré que aquí no hay ningún tipo de aborto", recuerda Karen Espíndola, quien se ha transformado en un emblema para esta lucha.

Osvaldo murió el pasado 25 de julio, alcanzó a cumplir dos años y medio, pero su vida fue muy dolorosa. "Él sufrió mucho, en el día a día no comía, no se sentaba, tenía retardo mental severo, tenía una gastrectomía, antes estuvo seis meses con una sonda en la nariz, tenía epilepsia en grado dos, tetraplejía espástica, no afirmaba su cabeza, no agarraba nada", cuenta este madre que aún no se repone de la pérdida. "El dolor de que no esté es fuerte, pero el alivio que tenemos es que no está sufriendo todo lo que sufría a diario. No sabíamos qué le dolía. La gente habla de infanticidio, pero es más infanticidio traerlos al mundo con todos sus sufrimientos. Sufrió injustificadamente, porque no tenía ninguna posibilidad de proyecto de vida".

Como toda familia que tiene un hijo enfermo, Karen debió incurrir en gastos y necesitó mucha ayuda, la cual asegura que no recibió de las organizaciones pro-vida. "Nunca me ayudaron. Quizás alguna vez me llamaron para saber de mí, una vez me regalaron ropa de guagua vieja, hasta rota, y yo no necesitaba esa ayuda. Cuando hablaba sobre el aborto me increpaban porque incitaba a que la gente abortara. Paradójicamente, quienes están a favor del aborto terapéutico siempre estuvo conmigo", confirma.

Hoy participa en la Comisión de Salud del Senado, para avanzar en el aborto terapéutico, donde da su testimonio con fuerza. "Lo importante es separar la religión de la legislación. Casos como el de Osvaldo siguen pasando; mujeres me escriben porque quieren interrumpir el embarazo. De verdad, fue injustificado traerlo a la vida a puro sufrir, fue inhumano".

Era su primer hijo, y hace poco tiempo se realizó un estudio genético cuyo resultado augura que tiene problemas, y que podría tener otro hijo enfermo, lo cual le complica.

Violación del alma

¿Y en el caso de violación? Patricia Gonnelle dice que primero hay que aclarar que una violación que termina en embarazo es, sencillamente, excepcional, por razones "físicas" que conviene conocer: la posibilidad que una mujer este fértil al momento de la violación, el hecho que los violadores son personas que trastornos sexuales severos y muchos no terminan el acto, que la mujer violada entra en estado de shock y se puede inhibir la ovulación, que esta mujer puede estar tomando anticonceptivos, etcétera. "Son varias las variantes que hace que un embarazo por violación sea una excepción: uno no legisla sobre excepción", argumenta.

Por otra parte, considera que la violación es un crimen, y el aborto es otro crimen. "La mujer que fue violada sufre un drama tremendo; al ofrecerle abortar le sumamos otro drama, otro dolor: matar a su hijo. A esta mujer hay que ayudarla, apoyarla durante su embarazo y ofrecerle dar su hijo en adopción. De lo contrario sería una doble víctima; el Estado debe más bien perseguir a los violadores y darles penas severas de cárcel para que no sigan siendo un peligro para la sociedad", pide.

Aunque sobre este tema en particular no hay que olvidar las cifras de la encuesta de Flacso: el 66,7% está de acuerdo con el aborto en caso de violación, el 66,4% de acuerdo cuando está en peligro la vida de la mujer, y el 64% por malformación del feto.

La doctora Barría cree que el proyecto de ley presentado por los senadores Rossi-Matthei debe incorporar la violación como una tercera causal. "La posibilidad de incluirla dependerá de la capacidad de la sociedad de pedirla/exigirla, y de conquistar los votos en el Parlamento. Creo que no será fácil, pero nos parece de mínima justicia, así es que es muy importante seguir peleando por obtenerla. Para esto es indispensable incrementar la conciencia ciudadana y también la capacidad de lograr los acuerdos necesarios para estos 'mínimos sociales', en los cuales todas y todos nos podemos encontrar".

La prevención

En otro sentido, la vocera de Miles comenta que disminuir el número de abortos nunca ha sido posible a través de la penalización. Lo que efectivamente consigue bajar la tasa es la educación sexual en las escuelas, dando acceso a anticonceptivos y a la píldora del día después, y enseñando y fomentando el uso de preservativo. "Lo increíble es que los mismos que se oponen a las interrupciones legales, incluso por estas causas, también se oponen a la educación sexual y las píldoras", dice Soledad Barría.

La presidenta del Colegio de Matronas, Anita Román, añade que es necesaria una campaña de prevención del embarazo, ya que quienes más tienen embarazos no deseados son las adolescentes, y hoy no tienen ninguna posibilidad de acceso a educción sexual efectiva. "Lo que hacen es escuchar al psicólogo del colegio, a la profesora de Biología, a la monja. Ellas necesitan que alguien les hable del condón, de la píldora del día después, de cuándo tener relaciones sexuales, y eso deben dejárselo al experto, no a alguien que esté influido por aspectos valóricos o sicológicos".

Por código sanitario las matronas tenían la facultad de dar métodos anticonceptivos, pero el método no estaba específicamente aclarado; sin embargo, el pasado martes 9 de agosto se aprobó en el Congreso que las matronas puedan decidir la indicación de métodos anticonceptivos hormonales o no. "Con esto no se dejan de lado los tres quintiles más pobres de este país, que son las mujeres que acuden a la matrona y no al médico. Darnos la posibilidad de indicar estas recetas es un paso que despeja la brecha de la discriminación".

Igualmente, la secretaria ejecutiva del Observatorio Género y Equidad, Natalia Flores, asegura que estamos hablando una sociedad muy cínica, que le dice a todas las mujeres que no se pueden realizar un aborto, pero que tampoco ofrece educación sexual en los colegios que permita que las jóvenes conozcan todos los métodos anticonceptivos. "En un país donde no tienes educación sexual de calidad, donde los métodos que son repartidos en consultorios públicos no son de última generación, y además ni siquiera la píldora del día después es repartida gratuitamente porque algunos alcaldes ha decidido que, como ellos no están de acuerdo, todas las mujeres se 'funaron', se genera un círculo vicioso", describe.

Pese a todas las posiciones, lo importante es conocer nuestra propia visión, y defenderla cuando sea preciso.

Considerando los momentos de agitación social que vivimos, lo importante para muchos es la posibilidad de escoger. "La gente tiene que tener el derecho a decidir. Si tú crees que el aborto es un pecado, no te lo realices; pero hay muchas personas que no somos parte de esas creencias, que tenemos el derecho a optar. Lo que hay aquí es un tutelaje sobre el cuerpo de las mujeres de parte desde los espacios fundamentalistas y religiosos",