viernes, 30 de abril de 2010

POR LA DEMOCRACIA EN NICARAGUA




Todos contra la pedofilia














ABORTO DESDE UNA VISIÓN ECUMENICA



!28 DE SEPTIEMBRE:


Día por la despenalización del Aborto


en América Latina y el Caribe





Reflexiones sobre el aborto terapéutico
Desde una visión ecuménica.


■ Ante el embarazo y ante la posibilidad de interrumpirlo
estamos siempre ante dos valores: la vida y la libertad.
Ante dos derechos humanos fundamentales:
el derecho a la vida y el derecho a la libertad.

■ Dios nos ha hecho dos regalos: nos regaló la vida y también la libertad.
Confía en nosotras: nos regala la libertad para que decidamos sobre la vida.
Nos quiere felices: nos regala la vida para que vivamos cada vez más libres.

■ Cuando una mujer está ante un embarazo forzado, no deseado
o riesgoso para su vida y su salud está siempre ante un dilema: qué hacer.
Algunos le dicen que tiene que escoger entre dar vida o matar,
que tiene que elegir entre la vida y la muerte.
Que tiene que ir adelante con el embarazo.
Que si lo interrumpe y aborta mata, comete un pecado y Dios la castigará.

■ Un buen embarazo es una bendición de Dios.
Pero ante un embarazo difícil el dilema es grande.
Pero no es un dilema entre vida y muerte. Es entre vida y vida.

■ Vivir no es sólo existir. Cuando Jesús explicaba los “planes de Dios” enseñaba:
Dios quiere que tengan vida y vida en abundancia.
Esa “vida en abundancia” es lo que hoy llamamos “calidad de vida”:
salud, educación, afecto, necesidades básicas cubiertas, seguridad emocional
y material, oportunidades…

■ ¿Qué calidad de vida le espera a quien está por nacer
si nace con una enfermedad congénita, de ésas que no se cura?
¿Qué vida le espera a los hijos huérfanos
de una mujer que se arriesga a llevar a término un embarazo peligroso y muere?
¿Qué oportunidades de vida se le truncan a una adolescente por un embarazo forzado?
¿Qué vida le espera a quien nacerá fruto de la violencia sexual?
Cada caso es distinto. En cada caso nos toca decidir entre vida y vida.
Y en cada caso Dios aprueba nuestra decisión libre y a favor de una vida plena.

■ No es lo mismo matar que no salvar una vida.
No es lo mismo cortar un árbol que no sembrar o no regar una semilla.
Interrumpir un embarazo no es matar.
En una situación de riesgo, se trata de la vida, de elegir entre vida y vida:
qué vida salvar y qué vida perder,
qué vida mantener y qué vida no dejar que se desarrolle,
qué calidad de vida asegurarme a mí, a mi familia, a otro nuevo ser…
Siempre se trata de elegir entre una vida haciéndose y una vida ya hecha.

■ Para poder decidir responsablemente sobre nuestra vida
y para ser responsables con nuestra libertad,
no debemos dejarnos llevar por las ideas y las creencias de otros.
Debemos pensar con nuestra propia cabeza. Y escuchar nuestra conciencia.

■ La conciencia es esa voz interior que nos sirve de guía
para saber lo que está bien y lo que está mal,
lo que nos hace daño y lo que nos libera,
la que nos enseña lo que pide de nosotras cada nueva situación.

■ Interrumpir un embarazo es siempre una decisión
que requiere de reflexión personal o en pareja o en comunidad,
Que necesita de información de los profesionales de la salud
y que desafía nuestra libertad.
La conciencia se forma informándonos.
Y la libertad se desarrolla ejercitándola.

■ ¿Cuándo comienza un feto a ser humano?
Que un feto sienta, se mueva o respire no es lo que lo hace humano.
Los animales, también las plantas, sienten, se mueven y respiran.
Lo que hace humano a un feto no es tampoco la “forma” humana
que va adquiriendo en su desarrollo.
Cuando vemos una ecografía, el feto nos parece una persona “en miniatura”.
Pero es simple apariencia: si viéramos el feto de un monito
sería muy parecido al de un humano.

■ Lo propio, lo específico del ser humano está en nuestro cerebro,
y más específicamente en la corteza gris del cerebro,
con sus 100 mil millones de neuronas.
Son las neuronas las que nos permiten pensar, conocer quiénes somos,
elegir, planificar, transformar la realidad, soñar, decidir, crear…
todo eso es lo que nos hace humanos.

■ Las pautas regulares propias y específicas del cerebro humano
no aparecen en el feto hasta cerca de las 30 semanas del embarazo,
hacia el comienzo del tercer trimestre.

■ Un embrión y un feto son vida humana en potencia, en proceso, en camino.
Son una semilla con la capacidad de llegar a ser un árbol, pero no son un árbol. ¿Tenemos obligación de transformar toda semilla en árbol?

■ A lo largo de los siglos los avances de la ciencia
hicieron ver a mucha gente cristiana
que no hay “alma” en un feto
hasta que no tenga formada la corteza gris de su cerebro
y hasta que no haya alcanzado la capacidad de vivir fuera del vientre de su madre.

■ Hoy entendemos que alguien murió cuando su cerebro ya no emite señales,
aunque sigan funcionando otros órganos de su cuerpo. Se llama “muerte cerebral”.
No deberíamos hablar de vida humana, de “alma”,
hasta que no hay pruebas biológicas de “vida cerebral”.

■ En los 72 libros que componen la Biblia
sólo se menciona una vez el aborto y en una cita que no es moral, sino legal-judicial:
Si unos hombres, durante una pelea, golpean a una mujer embarazada
provocándole un aborto, sin que muera la mujer,
serán multados según lo que imponga el marido ante los jueces.
Si la mujer muere, pagarán vida por vida. Ojo por ojo, diente por diente. (Éxodo 21, 22)

■ Jesús, que denunció con tanta firmeza
a quienes atropellaban la vida humana, jamás habló del aborto.
Tampoco Pablo, que tantas normas de conducta da en sus cartas,
dijo nada ni sobre el embarazo ni sobre el aborto.

■ Si Jesús y si las Escrituras no nos dan ninguna orientación,
debemos buscar la respuesta más justa en nuestra conciencia.
Debemos buscarla en nosotras mismas
con información, reflexión y compasión.

■ El mejor camino para decidir no lo hallaremos en la Biblia
ni en las órdenes y mandatos de hombres religiosos,
que son hombres y no se embarazan y no saben de eso.
El mejor camino está en nuestra propia reflexión.
Nada es más religioso que la conexión espiritual con nuestra propia conciencia,
donde habita Dios, un Dios que es un padre que nos quiere y respeta.
Un Dios que es una madre amorosa que nos comprende y nos acoge siempre.

■ Nada es más cristiano que reflexionar qué haría Jesús…
¿Qué haría Jesús ante una mujer que duda si seguir o no con su embarazo?
Jesús no la juzgaría, no la condenaría, sea cual sea la decisión que ella tome.

■ Mucho se habla del aborto para culpabilizar a las mujeres.
Del “aborto masculino” es del que debemos hablar.
En nuestros países son mayoría las mujeres que sacan adelante
a sus hijos y a sus hijas solas, con una enorme generosidad,
mientras los padres de esas criaturas los “abortaron”
engendrándolos y después abandonándolos,
no dándoles ni el nombre ni el alimento ni el cariño.

■ Decidir responsablemente la interrupción de un embarazo no es pecado.
Es una decisión libre y por la vida que debe ser respetada. Porque Dios la respeta.

■ La vida es más vida si la vivimos plenamente:
Jesús nos dijo que Dios quería para todas sus hijas y sus hijos
"vida y vida en abundancia".

♥ Esto significa el derecho de todo niño y de toda niña
a venir a este mundo siendo deseados.

♥ Esto significa el derecho de toda niña y de todo niño
a vivir en este mundo siendo amados.

♥ Esto significa el derecho de toda mujer a decidir libremente
cuando quiere tener una relación sexual
y cuando quiere que de esa relación nazca una nueva vida.

♥ Esto significa el derecho de toda mujer
a controlar la natalidad y a interrumpir el embarazo.