lunes, 3 de octubre de 2011

Actitud injerencista de la Jerarquía Católica


Actitud injerencista de la Jerarquía Católica

Una llamada del Papa logró que la SCJN avalara la ley antiaborto: obispo de Mexicali

Antiabortistas se imponen con los votos de 4 ministros

La Corte avala las reformas en Baja California que protegen al individuo desde que es concebido

Arturo Zaldívar señala que el fallo implica avasallar y eliminar los derechos humanos de las mujeres

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló la reforma antiaborto de Baja California, la cual protege el derecho a la vida desde la concepción. El ministro Arturo Zaldívar lamentó la decisión, al cuestionar que el máximo tribunal dejara de lado los derechos de las mujeres, entre los cuales y bajo ciertos supuestos está la interrupción del embarazo.

Luego de que fueron insuficientes los votos de siete ministros que se pronunciaron por la invalidez del artículo séptimo, párrafo primero, de la Constitución de la entidad fronteriza, el cual señala que desde el momento en que el individuo es concebido, entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural o no inducida, Zaldívar aseveró que la resolución implica avasallar, desconocer, eliminar los derechos humanos de las mujeres, algo que un tribunal constitucional en ningún supuesto puede avalar.

Una llamada del papa Benedicto XVI determinó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avalara, el pasado miércoles, la reforma antiaborto de Baja California, aseguró el obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero Macías. El religioso aseguró: Casi perdíamos ayer (el miércoles), pero una llamada del Papa, no sé a quién, no me pregunten, cambió todo.

Es comprensible que los dirigentes eclesiásticos aún tiendan a creer que deben ocupar un lugar privilegiado (¿sagrado?) en el proceso político. Lo que no es comprensible es que las y los dirigentes políticos les concedan tal espacio y los traten como actores privilegiados.

Como mujeres católicas consideramos que una Iglesia que guarda la memoria cálida y liberadora de Jesús de Nazaret, una Iglesia que promulga el amor, la justicia, la igualdad y la misericordia como valores sociales, no puede dejar de mirar la tragedia de miles de mujeres que se enfrentan al dilema ético del aborto y a la posibilidad de morir por realizarlo en condiciones inhumanas.