miércoles, 2 de septiembre de 2015

Leonardo Boff, teólogo de la liberación, sobre el Papa y el aborto: "Una vez abierta la puerta, ya no se cierra"

Gerardo LissardyBBC Mundo, Brasil


Leonardo Boff fue sancionado por el Vaticano en 1985.

El permiso temporal concedido por el papa Francisco para que los sacerdotes perdonen a mujeres que hayan abortado supone "abrir una puerta" que "ya no se cierra" para la iglesia Católica, afirmó el teólogo brasileño Leonardo Boff.

Uno de los principales referentes de la Teología de la Liberación, condenado al ostracismo en 1985 por el Vaticano por su libro Iglesia, carisma y poder, Boff expresó su entusiasmo con el actual pontífice durante una charla con BBC Mundo.

"El papa está inaugurando otro tipo de Iglesia, adecuada a la globalización", dijo el exsacerdote, quien contó que colaboró con la encíclica sobre ecología que Francisco divulgó este año.

Lea: El papa da permiso para perdonar durante el Año Santo a las mujeres que hayan abortado

Lo que sigue es un resumen del diálogo telefónico con este escritor de 76 años, que vive en una zona campestre del estado de Río de Janeiro.

¿Qué opina del permiso temporal que concedió el papa Francisco para que los sacerdotes puedan absolver del "pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos"?

Esta decisión está ligada directamente al concepto fundamental que el papa tiene del evangelio como misericordia. Dios tiene un amor incondicional y su misericordia no tiene límites. Solamente un cristianismo doctrinario, apologético, yo diría casi machista y sin misericordia, es duro en eso.

Este papa ha declarado claramente: yo no voy a dirigir la Iglesia por el poder sino por el amor y la misericordia. Esta decisión es absolutamente coherente con su mensaje.

Boff es uno de los principales exponentes de la Teología de la Liberación.

Usted habla de una misericordia sin límites, pero el perdón se podrá conceder sólo durante el Año Santo (entre el 8 de diciembre próximo y el 20 de noviembre de 2016). Visto así no parece un cambio duradero…

Sí, pero esto es abrir una puerta. Y una vez abierta la puerta, ya no se cierra. Significa que él tiene cierta pedagogía, cierto sentido de proceso. No es un proceso que va a retroceder. Empezó ahora y el Año Santo es una ocasión muy oportuna, porque es el año de la misericordia y del perdón de todas las deudas. Se abre una puerta y esta será una actitud pastoral permanente en la Iglesia.

Lea también: Perdón de la Iglesia a las mujeres que abortaron: ¿cambio profundo o retoque estético?

¿Cree que esto anticipa un cambio doctrinario dentro de la Iglesia?
Creo que el papa no va a discutir las doctrinas. El dice siempre que la realidad está por encima de las doctrinas. Si la realidad dice que hoy hay muchos divorcios, el concepto de familia está cambiando cada vez más, y para él lo importante es que hay amor. Donde hay amor, sea en el primero o segundo matrimonio, ahí hay algo de Dios.

La Iglesia rechaza por ejemplo que aborte una niña de 10 años violada y embarazada, como ocurrió en Paraguay. ¿Cómo se coloca la realidad sobre las doctrinas ahí?

Creo que el papa no iba a hacer eso; él iba a entender. El obispo local o la iglesia local pueden hacer eso porque hacen deducciones: no se puede cometer aborto porque importan las personas. Eso es abstracto.


Según Boff, Francisco I está inaugurando un nuevo tipo de iglesia.

La pregunta es cuán reformista es el papa Francisco: algunos creen que está impulsando cambios de fondo y otros que son apenas de actos cosméticos de alguien que en definitiva es el guardián de la doctrina católica…

El es guardián de la tradición de Jesús. Porque la doctrina católica es una invención de teólogos. Cada época elabora su teología. Pero hay valores que marcan una ruptura. Es decir: aquí empieza algo nuevo. Y este papa vive de esa ruptura. No es populista, no es nada. El vive su profunda convicción como hombre religioso. Ya lo vivía como cardenal en Argentina fuera del palacio, utilizando los medios comunes, el bus y el metro, iba solo a las villas miseria.

El papa también dijo que no era quién para juzgar a una persona gay, pero su Iglesia sigue condenando la práctica homosexual y oponiéndose al matrimonio gay. ¿Cómo ve eso?

El papa en eso está innovando en la línea de la misericordia y la comprensión. El dice: hay que hacer una revolución pastoral, el pastor tiene que tener olor de oveja, caminar junto con su pueblo. Y él entiende la condición humana, entonces no tiene nada de rigidez.

Y respecto a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, está haciendo todo lo que debe para atacar este problema grave?

Ahí el papa es implacable, es tolerancia cero. Ese nuncio apostólico de Santo Domingo fue inmediatamente condenado. Un cardenal de Irlanda fue inmediatamente dimitido y enviado a un convento a hacer penitencia. Es rígido porque es pecar contra un inocente, abusar de quien no puede defenderse. Ese crimen tiene que ser juzgado por la justicia civil, y el papa tiene claro eso. Un crimen no puede ser ocultado como fue en los dos pontificados anteriores.


Muchos en la iglesia católica se oponen tajantemente al aborto.

En marzo hubo una polémica en Chile porque el Vaticano defendió el nombramiento de un obispo acusado de encubrir abusos sexuales. Hay quienes señalan que en los hechos no se ven tantos cambios…

Todos los cambios necesitan procesos, no se hacen de la noche al día. Se hacen con prácticas nuevas y es un proceso pedagógico donde las mentes van madurando. Muchos se quedan atrás y otros que son muy conservadores serán cada vez más aislados.

El papa está inaugurando otro tipo de Iglesia, adecuada a la globalización. No puede ser una iglesia occidental, porque Occidente es cada vez más un accidente en la historia y la iglesia no puede ser rehén de esa cultura occidental.

¿El papa consultó sus escritos para preparar la encíclica que lanzó este año sobre ecología?

No es bueno hablar sobre esto. Pero tres veces fui solicitado a enviar materiales mediante el embajador argentino en la Santa Sede. Con gran alegría he constatado que muchas cosas fueron aprovechadas. Pero la encíclica es del papa, no es mía. Lo nuevo de la encíclica es superar la visión de la ecología como ambientalismo. No es una encíclica verde, es una encíclica de la ecología integral, política, económica, espiritual, no solamente de la relación con la naturaleza. El papa parte ya del nuevo paradigma.


Boff está entusiasmando con el nuevo Papa.

¿Hay algún cambio con este papa en la iglesia respecto a la Teología de la Liberación?

La Teología de la Liberación tiene varias tendencias. En Argentina a raíz de la represión militar y la furia antimarxista no utilizaba ninguna categoria de clase, pero era la teología del pueblo oprimido y la cultura silenciada. Es lo mismo. Y Bergoglio nunca fue contra la Teología de la Liberación. Fue siempre del lado de los pobres que son oprimidos, a favor de la justicia social.

Pero usted mismo había criticado a Bergoglio como un exponente de conservadurismo de la Iglesia, alguien que apoyó al régimen militar argentino que cometió crímenes de lesa humanidad. ¿Quién cambió, él o usted?

No hay que olvidar que (en Argentina) la iglesia Católica es la iglesia oficial del Estado, entonces todos los obispos y sacerdotes tenían dificultad en oponerse al régimen. Y Bergoglio sufrió con eso. Pero no se puede decir que él sencillamente ha adherido a eso. Ha salvado a muchísimas personas, como jesuitas que envió a Brasil, Uruguay y otras partes. Pero la Iglesia como sigue hoy todavía es en gran parte conservadora, a excepción de algunos.

En 2005 usted no opinaba eso. Cuando el diario "Página/12" le preguntó sobre la candidatura del cardenal Bergoglio, dijo que debía ser descartada ad limine, porque "un papa no puede haber estado ligado a los militares como lo estuvo él"…


Pero eso es de 2005. Estamos en 2015. Hay 10 años de diferencia. No doy valor a eso. Estaba pensando que en el contexto global era difícil que viniera alguien de América Latina —en Chile era mucho peor, en Brasil menos— donde de alguna manera muchos habían colaborado con regímenes porque eran anticomunistas, por temor al comunismo, etcétera. Pero no era en el sentido de decir que Bergoglio estaba comprometido; pertenecía a una Iglesia que en su conjunto tiene mucho que pedir perdón al pueblo argentino por no haber sido suficientemente profética y denunciadora de los crímenes.

martes, 1 de septiembre de 2015







Carta de Católicas por el Derecho a Decidir de Latinoamérica al papa Francisco, en relación a sus declaraciones sobre el aborto.

Ver contenido original de esta noticia en: http://www.laprensa.com.ni/religion-y-fe
Estimado papa Francisco:

Como Católicas por el Derecho a Decidir, apreciamos sinceramente que, en el marco del Año de la Misericordia, usted haya comprendido el dilema en que muchísimas mujeres se encuentran ante el imperativo de interrumpir un embarazo no deseado y en consecuencia haya concedido a los sacerdotes, ya no única y exclusivamente a los obispos, la facultad de absolver lo que han denominado el pecado del aborto.

Como creyentes, al igual que muchísimas teólogas y teólogos, consideramos que el aborto no es pecado cuando las mujeres han tomado esta decisión en conciencia, de manera informada y orada y obligadas por las circunstancias: cuando el embarazo ha sido producto de una violación, por problemas de salud, por correr peligro su vida, porque están viviendo una difícil situación económica o se trata de niñas que han sido abusadas sexualmente. En ningún caso, las mujeres, ni en las situaciones más extremas, vivimos el dilema del aborto de manera superficial, como lamentablemente usted lo ha mencionado.

Para las mujeres, como para cualquier ser humano, la vida es muy valiosa. Quienes abortan no lo hacen porque han perdido la sensibilidad ante la vida. Para la gran mayoría de ellas, la vida es tan valiosa que no están dispuestas a traer una persona al mundo en condiciones de violencia, pobreza e infelicidad tanto para esa vida en ciernes como para sus familias.  

Muchísimas mujeres hemos encontrado en algunas legislaciones civiles más misericordia y justicia que en nuestra propia Iglesia porque dichas leyes nos consideran personas adultas con capacidad para tomar decisiones sensatas y responsabilizarnos de ellas. Algunas leyes han dejado de considerar el aborto como un delito porque ponderan dos bienes, el de la vida en ciernes y el de la mujer, y han considerado las distintas circunstancias que viven las mujeres que abortan sin que sean castigadas por ello. Lamentablemente, muchos obispos en el mundo continúan estigmatizando a estas hermanas nuestras y presionando a las autoridades civiles para que sean castigadas.

Valoramos profundamente sus esfuerzos por suscitar una Iglesia incluyente, misericordiosa, amorosa, acogedora, que comprenda las alegrías y tristezas de todas las personas, que recupere la plena comunión sin estigmatizar a nadie. Valoramos que haya comprendido las circunstancias que han conducido a las mujeres a tomar esta difícil decisión, que reconozca que en la mayoría de los casos subyace “un drama existencial y moral” y una decisión dolorosa. Ciertamente, sería fundamental que también considerara que la despenalización del aborto ha ayudado a salvar la vida de muchísimas mujeres, ha reducido su práctica clandestina y en condiciones insalubres, ha favorecido que las familias continúen viviendo con una presencia tan importante como la de la madre, ha permitido a las niñas abusadas sexualmente que tengan mejores condiciones de vida y ha dado un poco de paz a quienes han sido violadas.

Para el Año Jubilar, y desde estas reflexiones, proponemos que:
·         Se incluya a las mujeres que, aunque sufren y se equivocan, también se esfuerzan diariamente por ser mejores, más libres, responsables, más justas; por equivocarse menos; por guiarse por los caminos de la sabiduría. 
·         Se considere que el aborto no es pecado cuando ha resultado de una decisión en conciencia y de manera informada y orada, y cuando el embarazo ha sido producto de una violación, haya problemas de salud, corra peligro la vida de la mujer, se viva una difícil situación económica o se trate de niñas que trágicamente han sido abusadas sexualmente.
·         Las autoridades eclesiásticas de todo nivel dejen de estigmatizar a las mujeres que abortan y dejen de presionar a las autoridades civiles para que ellas sean castigadas y perseguidas como delincuentes, porque, como usted lo ha mencionado, la convivencia respetuosa y pacífica depende de la laicidad del Estado.[1]
·         Todas las autoridades eclesiásticas pidan perdón por el daño físico, moral y espiritual que han generado a millones de mujeres que han abortado a causa de su falta de misericordia.

Como en nuestras cartas anteriores, le agradecemos profundamente su atención.

Atentamente,
Católicas por el Derecho a  Decidir




[1] “El papa Francisco defiende la ‘laicidad del Estado’”, 27 de julio de 2013. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/27/actualidad/1374948221_344203.html