Conozca quién hizo el regalo que Morales le hizo al papa
Conozca la
historia detrás de la hoz y el martillo que Evo Morales regaló al Papa
Francisco
Credito: Agencias / Albaciudad.org
9
julio 2015 - Este miércoles el máximo jerarca de la Iglesia Católica, el
argentino Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco, visitó
las ciudades de El Alto y La Paz, en Bolivia, donde se reunió con el presidente
de ese país, Evo Morales, e intercambiaron presentes. En las redes sociales causó
mucho impacto uno de los regalos entregados por Morales: Cristo crucificado en
una hoz y un martillo. Para muchos era una falta de respeto al Papa y a la
Iglesia Católica, pero este objeto tiene una singular historia.
El
tallado de una cruz formada con la hoz y el martillo, es una reproducción de
una que hizo el poeta, periodista, cineasta y sacerdote jesuita español Luis
Espinal Camps, asesinado en 1980 por paramilitares por su compromiso con las
luchas sociales en Bolivia, y a quien Francisco dedicó un homenaje cerca del
lugar donde hallaron su cadáver.
Lugar
donde encontraron el cuerpo de Espinal a las afueras de La Paz, allí fue
construido este monumento en su honor. Foto: BBC Mundo
"Me
detuve acá para saludarlos y sobre todo para recordar, recordar a un hermano, a
un hermano nuestro víctima de intereses que no querían que se luchará por la
libertad de Bolivia. El padre Espinal predicó el evangelio y ese evangelio
molestó y por eso le eliminaron. Hagamos un minuto de silencio en oración y
después recemos todos juntos", reflexionó Francisco en una breve parada en
su recorrido hacia la ciudad de La Paz.
Organizaciones
de Derechos Humanos entregaron al pontífice una carta en la que piden la
beatificación de Espinal, también Jesuita como el papa.
Espinal
Camps era, además de religioso, un importante comunicador popular. Estudió
artes visuales y utilizó el cine, los documentales y el periodismo para criticar
la realidad social. Se destacó por su compromiso con los más pobres y su
actitud crítica frente a los militares, los medios de comunicación o la alianza
de la Iglesia católica con los sectores más conservadores en el poder.
El portal BolPress
explica que
sus conocimientos en comunicación sumados a su calidad humana y social, fueron
la base para impulsar un trabajo que reflejó una profunda convicción de
justicia social a través de sus programas de radio, cine, televisión y prensa,
en los que se denunciaba la injusticia social, los abusos de la dictadura, del
sistema; la lucha de los sectores sociales, por espacios de libertad, igualdad
y justicia.
Luís Espinal apoyaba la democracia y las causas sociales. En esta
foto marcha junto a mineros y gente de la industria fabril boliviana, en enero
de 1979.
Bolpress
describe a Espinal Camps como alguien tremendamente crítico, quien tuvo que
renunciar a sus cargos religiosos por sus fuertes opiniones sobre el
cardenalato católico. En Televisión Boliviana tenía un programa titulado En carne viva, donde
se atrevió a realizar entrevistas a miembros del Ejército de Liberación
Nacional, hecho que no agradó a los que ostentaban el poder.
En
1977 participó en el piquete de huelga de hambre junto a cuatro mujeres
mineras: Aurora de Lora, Luzmila de Pimentel, Nelly Paniagua y Angélica de
Flores, para exigir amnistía general para los exiliados políticos, vigencia de
las organizaciones sindicales y el retiro del ejército de los centros mineros.
Esta ansia de justicia se extendió a más de 2 mil piquetes de huelga, 528 horas
de lucha del pueblo de Boliviano que marcaron la vida política de Espinal
Camps. Dicha huelga de hambre acorraló al gobierno de facto de Hugo Banzer
(1971-1978) y desembocó en una convocatoria a elecciones con amnistía
irrestricta para presos y exiliados.
En
1979, Espinal fundó el Semanario Aquí, un periódico contestatario
autogestionado que reflejaba la opinión de los diversos sectores sociales. Sus
páginas denunciaban los bajos niveles económicos de los trabajadores;
testimonios de hombres y mujeres que apagaban su vida poco a poco, sin haber
comido un buen plato de comida, o haber recibido atención médica para su salud,
sin el privilegio de pisar una escuela y haber aprendido a leer la página de un
periódico cualquiera. Las ediciones del Semanario
Aquí eran un campanazo de denuncias semana tras semana, sobre
el abuso y corrupción de los gobiernos de turno, y el mal manejo en la
administración del Estado.
Activista
de derechos humanos, Espinal Camps militó en la Asamblea Permanente de los Derechos
Humanos de Bolivia, durante la última etapa de la dictadura de Hugo Banzer
Suárez, cuando empieza desde Estados Unidos una apertura hacia la democracia.
En
1980, el semanario Aquí alertó sobre la inminencia de un nuevo golpe de Estado
en Bolivia, algo que se hizo realidad cuatro meses después del asesinato del
jesuita. El cineasta y periodista Alfonso Gumucio, quien fue su alumno y
cofundador de "Aquí", recuerda que conoció a Espinal en unos cursos
de cine que brindaba el sacerdote poco después de su llegada a Bolivia en 1970.
"El semanario "Aquí" demostró que Lucho (como se le conocía
popularmente) estaba decidido a llegar hasta las últimas consecuencias en su
compromiso con Bolivia. Él tenía muy claro que su vida terminaría en Bolivia y
por ello decidió consagrarla a la lucha por la democracia", relató
Gumucio. "Me impresionó mucho la decisión de Luis de hacerse boliviano y
quedarse aquí para siempre".
Asesinato
Espinal
Camps fue asesinado el 22 de marzo de 1980, apenas dos días antes que a Óscar Arnulfo
Romero en El Salvador. Espinal fue secuestrado en La Paz casi a la medianoche,
cuando volvía del cine a pie y le faltaba una cuadra para llegar a su casa. Lo
montaron en un jeep, le esperaban horas de tortura entre culatazos, golpes y
quemaduras con plancha antes de ser rematado con más de 12 tiros en un matadero
de reses, como consta en reportes policiales y periodísticos de la época, según
explica un artículo de BBC Mundo.
El
día del entierro de Espinal decenas de miles de personas cargaron en volandas
el féretro por las calles de La Paz mientras gritaban: "Lucho ha muerto,
aún quedamos muchos".
"La
muerte los hermanó", dijo Xabier Albó, sacerdote jesuita español y amigo
de Espinal, refiriéndose a Espinal y a Óscar Arnulfo Romero. "Cuando
retornábamos del cementerio, nos enteramos que a más de 4.000 kilómetros de
distancia (en El Salvador) habían asesinado a Romero. Las causas son las
mismas".
En
1986, en el llamado "Juicio a la dictadura" (1986) que juzgó los abusos
cometidos durante el gobierno de facto instaurado del general Luís García Meza
(1980-1981) se condenó a paramilitares, policías y militares por violaciones de
derechos humanos. Sin embargo, no se juzgó el caso de Espinal, porque muerte se
produjo antes del golpe de Estado y por tanto no quedó entre las causas
presentadas. Hasta el momento, el crimen del padre jesuita quedó impune, algo
que lamentan grupos de derechos humanos.
La
reunión con el Papa
El
intercambio de regalos entre Evo y el Papa Francisco se realizó tras la reunión
privada que celebraron durante casi media hora en el Palacio Quemado. Francisco
comentó que lo suyo era "más sencillo" que lo que recibía del
mandatario.
Morales
le entregó la máxima condecoración de Bolivia, el Cóndor de los Andes, y la
distinción Luis Espinal, que fue creada para reconocer a quien profese una fe
religiosa y se destaque por defender a los pobres, los marginados y los
enfermos.
Asimismo,
el pontífice recibió el ‘Libro del Mar’, que es un documento que resume los
argumentos históricos, diplomáticos y jurídicos que ha usado Bolivia para
demandar a Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. La
demanda busca que la CIJ obligue a Chile a negociar con Bolivia una solución
para la restitución de la salida al Pacífico que perdió en una guerra en 1879.
Francisco
también recibió un cuadro que representa a la Virgen del Socavón, patrona de
los mineros, elaborado con el grano de quinua, un alimento andino cuyas
virtudes promociona Bolivia. Morales también le regaló una fina vestimenta
adornada con motivos de las culturas andinas bolivianas y una biografía suya.
Por
su parte, Francisco obsequió a Morales un mosaico que reproduce el célebre
icono Salus Populi Romani, que desde el año 1611 ocupa la magnífica capilla
Paulina de la Papal Basílica de Santa María la Mayor. Además, le entregó la
reciente encíclica ‘Laudato
si‘ ("Alabado seas"), su primer documento pontificio
sobre ecología.